Al día siguiente a la jornada intensa en bicicleta, planificamos una visita en forma de recompensa para los niños a Aran Park para el disfrute de ellos. Aran Park es un parque repleto animales salvajes en un entorno natural, ideal para familias situado cerca de la población de Bossost en dirección Francia.
Para llegar hacia allí cogimos la misma carretera N-230 de dos días antes en dirección Bausen, pero esta vez en la rotonda a la entrada de Bossost nos desviamos hacia la izquierda, cogiendo una carretera de montaña con bastantes curvas que en siete kilómetros nos dejaba justo en el parking gratuito de Aran Park.
De nuevo estábamos todos en esta excursión, asi que compramos las entradas en las taquillas, cogimos el mapa del parque y comenzamos el recorrido de unas dos horas aproximadamente de duración, que permite observar animales en semi-libertad como osos, linces, nutrias, lobos, marmotas, ciervos y otros animales de montaña en su entorno natural, ya que Aran Park ofrece la posibilidad de descubrir la fauna salvaje de las montañas del Pirineo.
La primera gran sorpresa agradable que te llevas es que Aran Park no es un zoológico normal, ya que está incrustado dentro de la propia naturaleza, teniendo los animales mucho espacio donde vivir, y simular de esta forma su hábitat real. Por ejemplo, la primera parte de la visita se hace a través de un puente para poder sortear un rio natural y se pueden ver a lo lejos los propios animales.
Incluso hay un momento que te adentras en un bosque, teniendo a la izquierda montaña hacia arriba donde se pueden ver ciervos, y a la izquierda miradores para controlar especies más peligrosas como lobos blancos. Por ello, a los niños los trajimos equipados con prismáticos para que pudieran ver de cerca todos los animales.
Una de las partes que más les gustó a los niños es poder dar de comer a los animales, primero en una mini granja con cabras y ovejas, y luego más tarde poder darle de comer a los ciervos directamente.
La primera gran sorpresa agradable que te llevas es que Aran Park no es un zoológico normal, ya que está incrustado dentro de la propia naturaleza, teniendo los animales mucho espacio donde vivir, y simular de esta forma su hábitat real. Por ejemplo, la primera parte de la visita se hace a través de un puente para poder sortear un rio natural y se pueden ver a lo lejos los propios animales.
Incluso hay un momento que te adentras en un bosque, teniendo a la izquierda montaña hacia arriba donde se pueden ver ciervos, y a la izquierda miradores para controlar especies más peligrosas como lobos blancos. Por ello, a los niños los trajimos equipados con prismáticos para que pudieran ver de cerca todos los animales.
Una de las partes que más les gustó a los niños es poder dar de comer a los animales, primero en una mini granja con cabras y ovejas, y luego más tarde poder darle de comer a los ciervos directamente.
Uno de los momentos más esperados era poder ver a un animal en peligro de extinción como es el oso pardo, y tuvimos la gran suerte de poderlo disfrutar casi en primer plano.
Finalizamos el recorrido circular, encantados con el lugar que habíamos visitado, viendo lo bien que están los animales protegidos y en un hábitat casi natural. Una gran visita matutina
Familia Tokers.
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