La segunda
parada era en la ciudad croata de Dubrovnik, donde el barco paró a las afueras
de la ciudad, y como la moneda es diferente al euro (Kuna), justo salir del
barco compramos dos recuerdos para así poder cambiar y tener moneda local.
En poco
tiempo estabamos en la Puerta de Pile, entrada a la ciudad antigua, y un cambio
radical ya que dentro te encuentras con una ciudad totalmente distinta con
callejones para descubrir y con una calle principal enorme que da la Torre del
Reloj.
La otra
salida al otro extremo de la Puerta de Pile da justo al Puerto Viejo de
Dubrovnik.
Compramos las entradas para recorrer la ciudad a través de la muralla transitable que rodea la ciudad, pero en poco espacio de tiempo las nubes lo cubrieron y empezó a llover. Decidimos devolver una de las dos entradas ya que para ir con carro de niño lloviendo era peligroso, y fui yo a poder realizar alguna foto del paisaje tan típico de Dubrovnik, mientras ellos esperarían tranquilamente en una cafeteria delante de la Columna de Roland.
Arriba es
cuando vino el problema, ya que apenas había subido 10 minutos a la zona
amurallada, cayó un chaparrón de lluvia y viento, que el paraguas apenas servía
para nada, y la muralla transitable se había convertido en un río.
Pude
realizar varias fotos panorámicas preciosas resguardado debajo de los torreones
de la propia muralla, bajar poco a poco mojado de arriba a abajo hasta la calle
principal, recoger a Sara y Arnau y con un taxi volver al barco.
La verdad
que Dubrovnik nos pareció una ciudad encantadora, pero que por culpa de la
meteorologia de aquel día no pudimos disfrutarla como es debido
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