TOLEDO (2014)

Al día siguiente de pasar dos días frenéticos en el Parque Warner, nos dirigimos al sur para visitar la ciudad de Toledo, donde reservamos una noche de hotel en el Eurostars Toledo, situado a las afueras de la ciudad antigua pero con un diseño vanguardista y muy moderno.

 

Ya preparados para la visita a una de las mejores ciudades conservadas de España, aparcamos el coche a las afueras de las murallas cerca del Paseo del Circo Romano, desde donde a través de unas escaleras mecánicas nos llevaron hasta dentro del casco antiguo de Toledo.

Lo primero que nos encontramos fue la Oficina de Turismo donde amablemente nos dieron un mapa y a la vez nos recomendaron una ruta a pie para ver todo aquello más importante en un día de visita.

 

Comenzamos nuestra ruta en dirección este hacia el Barrio Judío por unas calles estrechas  y empedradas, encontrándonos los primero la Puerta de Cambron o también llamada de los Judíos.

Muy cercana a la Puerta, se encuentra la Plaza de San Juan de los Reyes con el precioso Monasterio justo detrás.

 

Proseguimos por la histórica Calle de los Reyes Católicos, admirando las edificaciones que nos rodeaban a uno y el otro lado de la calle, hasta llegar a la Calle San Juan de Dios y girar a la izquierda hacia la Judería.


Fuimos por las estrechas calles de la Judería, entrando en las típicas tiendas de souvenirs con productos de la tierra castellana hasta toparnos con uno de los símbolos de la ciudad, El Greco y su museo.

De allí, caminamos tranquilamente a través de la Calle Comercio, que es la principal calle peatonal de la ciudad, donde pudimos hacer unas preciosas fotos con la Catedral de Toledo de fondo.

Después de un merecido descanso comiendo en el moderno Restaurante Alfileritos, reemprendimos la marcha en dirección Plaza Zocodover, que es lugar donde nos montamos en el trenecito turístico de una hora de duración aproximadamente.

Fue una gran elección porque nos permitió realizar una panorámica increíble de Toledo con explicaciones históricas de cada lugar de la ciudad. El tren hizo una parada en el mejor lugar posible para poder hacer las mejores fotos con las mejores vistas de Toledo.

Finalizado el viaje nos fuimos a visitar el Alcázar de Toledo, la edificación más emblemática de la ciudad de Toledo, con su Don Quijote y Sancho Panza a sus pies.

Por horario ya no se podía visitar, pero en la última planta había una cafetería que nos ofreció una vista diferente desde las alturas.

Era el momento de volver hacia el hotel, y debíamos deshacer nuestros pasos, sin antes visitar la Catedral de Toledo y su Plaza del Ayuntamiento. Era la última parada en Toledo y de allí a buscar el coche y a descansar al hotel.

 Por la noche, hice una breve escapada para poder fotografiar la ciudad de noche, y la verdad es que valió la pena.

Toledo fue una grata sorpresa porque tiene mucho encanto y el casco antiguo está muy bien conservado.