MALAGA (2011)


Málaga significaba el punto y final a nuestro viaje, pero también significaba algo más importante: el último viaje solos, ya que el próximo viaje estaríamos acompañados por nuestro futuro hijo, buscando destinos adaptados en función de la edad del pequeño.
 
Como queríamos disfrutar de la ciudad decidimos alojarnos una noche y volver al día siguiente. Por su localización y por su relación-precio escogimos el Hotel Venecia situado en la Alameda Principal, a escasos metros de la Calle Larios y del Parque de Málaga.
Solo desembarcar en 5 minutos nos dirigimos con las maletas al hotel para hacer el check-in, y en poco tiempo estábamos en la emblemàtica calle Larios, una de las calles peatonales que más nos han gustado aunque el tiempo no acompañaba demasiado.
 


Llegamos a la Plaza de Constitución y de allí al centro histórico de Málaga que es simplemente precioso, y se respira un ambiente muy sano, haciendo que el paseo fuera muy agradable de recorrer.
Pasamos por delante del Teatro Albéniz, del Teatro Romano y nos encontramos con la imponente Catedral de Málaga, llamada la Manquita.
Como el tiempo seguia sin acompañar nos decidimos por retirarnos al hotel, descansar y cargar pilas para cuando mejorase la metereología. Y asi fue, porque cuando empezaba a anochecer dejó de llover y decidimos volver a recorrer Larios y disfrutar de algo típico de Andalucía: Tapear.
El ambiente en las calles impresionante, estar en cualquiera de las terrazas una delícia y las tapas para repetir cincuenta mil veces.

Con mucha pena nos retiramos porque se estaba haciendo tarde ya que habíamos planeado para el día siguiente una ruta turística muy interesante.
A la mañana siguiente después de desayunar en el hotel, nos dirigimos hacia el punto fuerte de la ruta que era la Alcazaba de Málaga, y nos acompañaba por suerte un sol radiante.
Es un fortificación musulmana a los pies del Monte Gibralfaro, que es visita obligada. Con una entrada muy barata tienes acceso a todos los jardines, patios, murallas... con unas vistas impresionantes del Mar Mediterraneo y de la ciudad de Málaga.

 
No paramos de hacernos fotos porque cada esquina tiene su magia, imaginándote lo que la Alcazaba un día llegó a ser, y las gentes que vivían en su interior.
 

Volvimos al centro de la ciudad para visitar el Teatro Romano, pero viniendo de donde venimos siendo sinceros restos romanos no nos sorprenden demasiado
De allí a la Plaza del Obispo a los pies de la Manquita por la parte posterior a disfrutar de nuestro descubrimiento del tapeo, en especial con una selección de croquetas que nos encantaron.
Se hacía tarde y nos quedaba un largo viaje de 4 horas hasta nuestra casa en Ave, pero dejamos Málaga con una sonrisa en nuestras caras y deseando volver a visitarla.
Por cierto, magnífica estación de Ave que parece más bien un centro comercial ultramoderno

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