La Rochelle no estaba previsto en la planificación inicial del viaje pero viendo la distancia entre Puy du Fou y Burdeos, necesitábamos un lugar intermedio para comer y descansar, y La Rochelle era el lugar idóneo, y así de esta forma poder descubrir una perla de la costa atlántica francesa.
El traslado desde Chambretaud que tenía que ser de apenas hora y media, se fue a más de dos horas, porque La Rochelle es un lugar muy visitado por los turistas sobre todo en la época estival.
Buscamos aparcamiento lo más cercano al Puerto Viejo pero ya pudimos ir viendo desde el coche la preciosidad de la zona turística de La Rochelle, y encontramos uno además de económico justo delante del famoso Acuario de la Rochelle, llamado Encan.
Con un calor sofocante en dos pasos ya estábamos llegando al Puerto Viejo, rodeados del Atlántico y con un ambiente turístico increíble ya que se nota que viven para el turista. Como ya era tarde y viendo lo lleno de gente en todas las terrazas buscamos acomodo para comer tranquilamente en una mesa con vistas el Puerto Viejo.
Después de comer dimos un breve paseo para conocer el puerto de La Rochelle, ya que tampoco teníamos mucho tiempo porque teníamos que ir hacia Burdeos, para encontrarnos con su famosa silueta con las dos torres fortificadas, la de San Nicolás es la más alta y la llamada de la Cadena, que dan una visión singular al puerto viejo
Las torres se pueden visitar, aunque nosotros preferimos seguir nuestro paseo por el Quai Duperré, un bellísimo paseo junto al mar formado por casas históricas. Poco después llegamos hasta el Grosse Horloge, impresionante puerta fortificada con un reloj en lo alto, que es acceso de la ciudad histórica que no nos dio tiempo a visitar.
Conocíamos La Rochelle como puerto en el Atlántico en muchas paradas de cruceros, y habiéndola visitado brevemente creo que es un magnífico puerto para una excursión de paradas de crucero, teniendo también como opción la visita a la Isla de Re.
Familia Tokers.
){kind=link}
0 Comentarios