BRUSELAS (2025)

                                     

Después de semanas planeando rutas, leyendo sobre lugares imprescindibles y soñando con gofres belgas, llegamos a Bruselas, la capital de Bélgica y también el corazón político de Europa.  Entre edificios majestuosos, murales de comic y aromas de gofres recién hechos, existe una ciudad  que respira cultura, arte y diversidad en cada rincón de sus calles.

Bruselas se coló de forma inesperada en nuestro viaje por Paises Bajos, ya que se convirtió en la opción más económica de traslados para cinco personas. así que reservamos un vuelo hacia el Aeropuerto de Zaventem y dentro de nuestro planning de viaje programamos conocerla en un par de días completos a la vuelta de nuestros excursiones por tierras neerlandesas, ya que el primer día de llegada solo recogimos el coche de alquiler y nos fuimos directamente hacia Holanda.

Después de una semana visitando el sur de Paises Bajos, dejamos nuestro alojamiento en Molenschot nos dirigimos directamente a nuestro primer objetivo de la capital belga hacia el icónico Atomium que está situado a las afueras de Bruselas,  una gigantesca estructura futurista que parece sacada de una película de ciencia ficción con sus nueve escenas de acero.


Pudimos aparcar casi delante del emblemático monumento y la verdad el Atomium nos sorprendió por lo inmenso que es justo cuando lo tienes delante tuyo. Lo que fue una lástima que es la situación del sol a media mañana nos perjudicó en nuestras fotos y no pudimos disfrutarlo del todo. Había mucha cola para entrar y nuestra intención era ver el Atomium desde fuera y dar un breve paseo por la inmediaciones para dirigirnos posteriormente al centro de Bruselas

El hotel escogido para una noche en alojamiento y desayuno en Bruselas fue el Sleep Well Youth Hostel en una habitación duplex situado a apenas diez minutos caminando del centro histórico. Pudimos aparcar el vehículo en el parking cubierto delante del hotel con una tarifa de 24 horas para poder así ir caminando por las calles peatonales de la capital belga. Como era casi mediodía, teníamos localizado un restaurante sin gluten en el centro histórico pero como hacía mucho calor pensamos en ir solo a comer al centro y volver al hotel para descansar y hacer una excursión de tarde mucho más completa, aunque nos dio tiempo a tener una primera visión de la espectacular Grand Place de Bruselas y a comernos nuestros primeros gofres belgas en una de las calles cercanas


De vuelta al hotel nos topamos de frente con las Galerías Reales Saint Hubert ubicadas a escasos metros de la Grand Place, es un lugar cubierto que combina historia, estética y buen gusto, y que refleja a la perfección el espíritu refinado de Bruselas, donde es el paraíso del chocolate porque está repleta de chocolaterías legendarias.


Ya descansados y con menos calor, por la tarde empezamos la excursión caminando hacia la parte más alejada del centro histórico dirigiéndonos  a la Catedral de Bruselas, llamada Catedral de San Miguel, de una joya de estilo gótico a la que llegamos 5 minutos antes de cerrar y pudimos ver por dentro la verdad que se parece mucho a Notre Dame de París

Seguimos nuestro camino en dirección el Mont des Arts, situado entre la parte alta y baja de la ciudad, este elegante conjunto urbano ofrece una de las mejores vistas panorámicas, combinado con uno jardines perfectamente cuidados, sin duda alguna uno de los lugares más bonitos elegantes y fotogénicos de Bruselas, desde donde su mirador al llegar a lo alto de la escalinata, destaca en el horizonte la vista directa hacia el centro de Bruselas con la torre del Ayuntamiento.


Desde Mont des Arts teníamos dos opciones. O seguir subiendo a la parte alta de la ciudad para visitar el Palacio Real o descender hacia la parte baja hacia la zona peatonal del casco histórico de Bruselas, escogiendo esta segunda opción.

Nuestro primer objetivo fue visitar el famoso. pequeño y turístico Manneken Pis que es una escultura de bronce de apenas 55 centímetros de un niño orinando, situado en una confluencia entre dos calles a cinco minutos de la Grand Place. En una ciudad repleta de monumentos grandiosos, museos reales y palacios imponentes, sorprende que una de las figuras más famosas de Bruselas sea una estatua tan pequeña, y que cientos de turistas se agolpen al frente de la figura para cada uno hacer su foto familiar, tal como hicimos nosotros como buenos turistas.


Seguimos caminando por el centro histórico de Bruselas con aromas de gofres y chocolates para volver a visitar de nuevo la Grand Place de Bruselas, uno de los lugares más impresionantes y emblemáticos de Europa.

Si hay un lugar que resume el alma de Bruselas en una sola imagen, es sin duda la Grand Place. Esta plaza es un escenario majestuoso donde la historia, la arquitectura y la vida urbana se entrelazan con una elegancia difícil de describir con palabras. Simplemente hay que dejarse impresionar ya que te sientes en un museo abierto a 360 grados. Una imagen increible e imborrable.


Ya nos comenzaba a hacer ruido el estómago asi que nos fuimos a cenar en un restaurante contiguo a la Grand Place, y cuando salimos casi ya era de noche así que seguimos caminando por Bruselas descubriendo los diferentes rincones.

Nos quedaban dos cosas por hacer. Lo primero era probar las patatas fritas belgas y por ello nos dirigimos a Tabora. Un lugar muy recomendado por redes sociales, en la que tuvimos que hacer fila para probar sus deliciosas patatas fritas crujientes con elección de multitud de salsas y un sabor brutal. Mientras nos las comíamos por la calle, caminamos para encontrar a Jeanneke Pis, que es una pequeña estatua de bronce que representa a una niña orinando instalada en un callejón muy cerca de la popular Rue des Bouchers, famosa por sus restaurantes. A diferencia de su hermano, Jeanneke está protegida tras una reja, lo que hace que encontrarla sea casi una especie de búsqueda del tesoro urbana, y muy poco recomendable si vas con niños por la noche. La mayor decepción de Bruselas.


Los niños estaban ya muy cansados de caminar dando por concluida una tarde muy concurrida descubriendo el centro de Bruselas, y nos íbamos a dormir porque al día siguiente nos tocaba madrugar para visitar el Barrio Europeo de Bruselas.

Descansados y desayunados abandonamos nuestro hotel para una noche, nos dirigimos en nuestro segundo día por Bruselas en coche al este de la ciudad hacia el Barrio Europeo. Bruselas no es solo la capital de Bélgica, sino también la capital no oficial de Europa y en su famoso Barrio Europeo se toman decisiones que afectan a millones de ciudadanos de la Unión Europea.

Dividimos nuestra mañana en dos visitas gratuitas, el Parlamentarium y el Hemiciclo del Parlamento Europeo, Los dos edificios están muy cercanos y nos pudimos desplazar a pie de uno a otro

Después de la ardua tarea de aparcar por las inmediaciones llegamos a la Plaza de Luxemburgo que está rodeada por todos los edificios institucionales, y desde allí comenzamos la visita pasando por el Punto de Información del Barrio Europeo donde nos regalaron unas banderas europeas que nos acompañaron en todas las visitas.


Llegó la hora de nuestra primera visita que era el Parlamentarium, el museo y centro de visitantes oficial del Parlamento Europeo. En su interior nos entregaron unos audioguías en español, y nos encontramos con exposiciones interactivas, actividades didácticas y un hemiciclo virtual. Sin duda alguna, la actividad que más les gustó a los niños fue la actividad interactiva con un mapa de Europa gigante donde ibas visitando cada ciudad importante de la Unión Europea.


La segunda visita al Hemiciclo del Parlamento Europeo no era tan interactiva y didáctica pero era mucho más histórico porque pudimos llegar hasta el palco del Hemiciclo, que es la gran sala semicircular donde se celebran las sesiones plenarias del Parlamento Europeo, uno de los órganos clave de la Unión Europea. Lugar que vemos día si y día también cuando hacen las noticias en la televisión.

Las dos visitas nos llevaron toda la mañana y salíamos de allí a la hora de comer cosa que provocó no poder visitar el Parque del Cincuentenario, así que buscamos un lugar, pero sin olvidarnos de pasar por Maison Antonie para probar sus famosas patatas fritas.

No nos daba tiempo para más porque el viaje de vuelta en avión nos esperaba en el Aeropuerto de Zaventem, pero nos íbamos de Bruselas teniendo la sensación de haber realizado una primera pincelada, que la completaremos en un futuro con un viaje que tenemos pendiente por toda Bélgica para visitar ciudades como Brujas, Gante, Amberes o Malinas

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