ROSES (2020)


Esta jornada de domingo estaba marcada como la más importante de nuestra escapada por la Costa Brava, ya que queríamos realizar una triple excursión visitando Roses, Cadaqués y el Cap de Creus, pero amaneció un día con mucho viento de Tramuntana y decidimos recortar con la única excursión de Roses, para evitar posibles contratiempos.

La distancia entre Empuriabrava y Roses en kilometraje es muy poca, pero en carretera tocaba hacer un pequeño rodeo que nos llevaba a un desplazamiento de más de media hora.


En Roses teníamos claro el objetivo de nuestra excursion matinal que era la magnífica Ciutadella de Roses, una fortaleza con un recinto amurallado del siglo XVI de estilo renacentista y forma de pentágono, con cinco baluartes y también está aislada por un foso para dificultar el acceso a ella.

Aparcamos muy fácil gratuitamente en la mismo Paseo de la Ciutadella al lado de la escultura de bronce que muestra a un personaje y una escena relacionada con la construcción de la propia fortaleza. Las murallas de la Ciutadella de Roses todavía conservan las dos puertas originales: una orientada hacia el sur y otra hacia el norte. La del sur se conoce como Puerta de Mar, porque está a escasos metros de la playa y es donde se sitúa la escultura de bronce, mientras que la del norte era la Puerta de Tierra.

Accedimos al recinto por la Puerta del Mar, entrando en un gran hall donde compramos los tickets y la primera parte de la visita es un museo donde se conservan algunas de las piezas originales encontradas en las excavaciones.

En las ruinas nos encontramos todo el conjunto histórico y lo que ha quedado de él con el paso del tiempo, donde pudimos encontrar en un mismo complejo un barrio helenístico, una villa romana, una necrópolis paleocristiana, edificios de época visigoda, un monasterio románico lombardo, un casco urbano medieval y edificios militares del siglo XVI.


Lo más destacado es la bonita Iglesia de Santa Maria en la que pudimos entrar en sus restos, Al lado de la construcción aún se encuentran restos del claustro, así como parte de la muralla que rodeaba el monasterio y una pequeña torre circular que lo protegía


También pudimos hacer el recorrido por el interior de las murallas, recorriendo todo el recinto y aprovechando el panorama que se convierte en una presentación de historia ya que, solo moviendo la vista con los pies quietos, pudimos imaginar el paso del tiempo y cómo fueron evolucionando tanto los edificios como las calles dentro del recinto.


Dimos por concluida la visita a la Ciutadella de Roses y nos dirigirnos al Paseo Marítimo de Roses, desde el cual se pueden ver unas magníficas vistas de la Bahia de Roses, y donde comimos en un moderno restaurante. A media tarde seguía bastante fuerte el viento y en vez de ir hacia Cadaqués, cambiamos la excursión para irnos a Empuriabrava para recorrer los canales y volar en el Windoor Empuriabrava.

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